martes, 11 de marzo de 2008

Globalización

Capitalismo neoliberal y patriarcado son las dos caras de una misma moneda
y son las variables esenciales que explican el actual sistema
de dominación y desigualdades de comienzos del siglo XXI.
— Gema Jiménez Tostón

Para Castell, globalización es:

“La producción, el consumo y la circulación, así como sus componentes (capital, mano de obra, materias primas, gestión, información, tecnología, mercados), están organizados a escala global, de forma directa, bien mediante una red de vínculos entre los agente económicos. Es informacional y global porque, en las nuevas condiciones históricas, la productividad se genera y la competitividad se ejerce por medio de una red global de interacción. Y ha surgido en el último cuarto de siglo XX porque la revolución de la tecnología de la información proporciona la base material indispensable para esa nueva economía.” (1)

María de Jesús Izquierdo, por su parte considera que:

“...es sobre todo un fenómeno económico. Está vinculada inseparablemente a la libertad de comercio, imponiendo la abolición de las políticas comerciales proteccionistas, la eliminación de trabas administrativas a la importación, y la supresión de barreras a la circulación de capitales. En suma, supone la formación de un mercado único de bienes y capitales, junto con la garantía de la impermeabilidad de las fronteras con relación al movimiento de personas, y por tanto a la construcción de mercados de empleo locales. Así pues, lo global y lo local son dos caras de una misma moneda: global el capital y local el trabajo.”(2)

Como se aprecia, hay una tendencia a referirse a la Globalización más desde una perspectiva económica y de las nuevas tecnologías de la información; sin embargo la globalización como proceso que emerge en el devenir histórico es un fenómeno que abarca toda la sociedad con especial énfasis en la economía y la cultura con su consecuente expresión en la vida cotidiana de las personas.

Se reconocen etapas precedentes en su desarrollo desde la colonización del mundo por potencias europeas, pasando por la etapa de surgimiento de las más importantes instituciones económicas internacionales como el Banco Mundial y el fondo Monetario internacional, después de la segunda guerra mundial, hasta la actualidad con el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información, sin lo cual no hubiera sido posible el surgimiento de nuevas formas de organización económica.

Para Lamarca (3) la globalización no es más que una extensión del capitalismo a escala global. Podemos decir que también es androcéntrica porque promueve valores como la competencia, el individualismo y el egoísmo.

Lamentablemente las dimensiones sociales y culturales de la globalización se han invisibilizado en el discurso contemporáneo, donde aparece privilegiada la dimensión económica; sin embargo este nuevo sistema internacional no es solo una tendencia económica, el condiciona las políticas de los países e implica no sólo una integración de los mercados, sino también una intención de homogeneizar culturalmente los pueblos, a quienes más afecta en su vida cotidiana, ámbito donde se expresan los cambios macroeconómicos con más fuerza.

Algunas consecuencias de la Globalización.

El hecho de que el contexto económico sea esencialmente Mercantil/Global, es decir de un capitalismo financiero, virtual e inmaterial donde lo que opera es el flujo de información y comunicación, financiera e internacional que trasciende la barrera jurídica de los países (Alonso, L.E:.1997) hace que emerja la idea de una economía supranacional, es decir, globalizada.

Este hecho afecta la autonomía de los Estados Nacionales quienes comienzan entonces a enfatizar en las acciones dirigidas a garantizar situaciones mercantiles eficientes, dejando de lado aquéllas dirigidas a los derechos de bienestar de sus ciudadanos; mostrando entonces incapacidad para generar una “cultura de la seguridad y de la garantía laboral” (4) Se va produciendo la privatización de las empresas públicas para dar paso a las empresas-red, más centradas en los beneficios que en los servicios públicos o la generación de empleos.

Los cambios en la dirección de las intervenciones de los estados, transformándose de Estados de Bienestar (aquellos que lo eran), basados en Políticas Públicas a otro centrado en Políticas de Rentabilidad y productividad; comienzan a producirse consecuencias en los ciudadanos, sobre todo en los que se encuentran en situaciones vulnerables. Las exigencias de los mercados financieros han llevado a políticas públicas fundamentalmente monetarias, subordinadas y remediadoras, de corte asistencialista dirigidas solo a los que se encuentran en situaciones extremas y susceptibles de recorte ante cualquier contingencia.

Lo anterior impone efectos sociales no homogenizantes; sino que generan e incrementan desigualdades sociales y con ello una estructura social fragmentada que coloca en sus márgenes a importantes sectores de la clase obrera y media, al mantenerlos en un desempleo estable, dependientes de la asistencia social con sus consecuentes contribuciones a los procesos sociales “patológicos”, dentro de los cuales la violencia a todos los niveles resulta el más evidente.

La economía financiera y especulativa ha creado un nuevo empleo especializado altamente remunerado y con el, una nueva capa socioeconómica, individualista en la que dinero y poder son los valores importantes y el consumo ostentoso su expresión externa; pero a la vez que crea una nueva capa social, integra otras a la franja de pobreza; por ejemplo, la introducción de la electrónica en el proceso productivo ha permitido una producción más especializada que se adapte a las exigencias de cada mercado; se acortan los procesos productivos, aumentando el desempleo en los países desarrollados, ya que las grandes cadenas de producción se han trasladado a zonas periféricas donde la fuerza de trabajo e más barata y la producción resulta entonces más eficiente.

Todas estas transformaciones han generado una mayor fragmentación de la estructura social de las sociedades occidentales lo que ha conllevado a un incremento del sector social más empobrecido y un estrechamiento de la franja media; la riqueza se concentra cada vez en menos manos y los desposeídos aumentan.

La sociedad no puede resolver las necesidades básicas de sus habitantes porque al capitalismo globalizado solo le interesa el beneficio de una pequeña parte de ellos. Con la globalización las desigualdades se profundizan, incluyendo las de género.

Según Alonso, “Globalización es la articulación de nuevas diferencias sociales con culturas económicas unificadas por el famoso pensamiento único del neoliberalismo fundamentalista –convertido en santo y seña moral de la época-, sistema, pues, que está más cercano a una red de zonas diversas que a una mundialización simple” (Alonso, L.E. 197 pp20)

La Globalización para las mujeres.

La desigualdad de las mujeres es un hecho bien antiguo, resultante de la División Sexual del Trabajo; pero es con el capitalismo que pasa ser parte de la estructura del sistema económico y social, dejando una clara demarcación en dos esferas: la pública y la privada. La pública es la del mercado, a través del cual, dicen algunos economistas, se organiza de manera eficiente la sociedad y la privada es donde se canalizan necesidades básicas de los seres humanos como: la reciprocidad, el afecto o los cuidados. (Del río, S. 2002)

Todo lo que acontece en la esfera privada, donde las protagonistas son las mujeres, responde en buena medida al sacrificio, altruismo y desprendimiento de ellas; que se conducen esencialmente en función de los otros, tal como les exige la cultura Patriarcal en la que se han socializado. No ocurre igual en la esfera pública, mayoritariamente masculina, donde el individualismo, la competencia y la agresividad se valoran como cualidades necesarias para la eficiencia.

El aporte de la mujeres no es solo afectivo, sino también económico, aunque este permanece mucho más invisibilizado. Las mujeres aseguran la producción y reproducción de la fuerza de trabajo, base de la esfera pública. Estamos en presencia entonces no solo de una “lógica del mercado” sino también de una “lógica del cuidado”, ambas necesarias para el desarrollo económico y social.

En la etapa actual de globalización, la dicotomía público-privado legitimada por el liberalismo tiene plena vigencia. Las políticas neoliberales de flexibilización laboral y reducción de gastos sociales, exigen un incremento del trabajo no remunerado (lógica del cuidado) en el espacio privado para paliar sus efectos. (5) Las mujeres no cuentan en estas nuevas condiciones con un sistema que garantice el cuidado de niños y ancianos por lo que sigue siendo ella la máxima responsable de esta actividad.

Por otra parte esta responsabilidad familiar de las mujeres las hace más, como dice Todaro (6), “vulnerables a la precarización de los empleos ya que muchas veces deben aceptar trabajos de peor calidad, con menor protección laboral y de seguridad social, a cambio de flexibilidad para compatibilizar trabajo doméstico y trabajo remunerado.”

Las mujeres constituyen un tercio de toda la fuerza de trabajo industrial en los países en vías de desarrollo; pero, ¿qué características tiene este empleo? Efectivamente, es un empleo precario e informal, es decir es un trabajo inseguro, que responde a contingencias. En las nuevas condiciones Patriarcado y Globalización se articulan en un proceso que incrementa las desigualdades de género.

La globalización tiene efectos para las mujeres, uno de los cuales es el incremento del empleo femenino en la fuerza de trabajo remunerada en el sector no agrícola. Esto obedece a que como parte de los procesos de globalización está presente la idea que los recursos hay que aprovecharlos allí donde son más productivos y evidentemente en los países en vías de desarrollo se obtiene una mano de obra barata, mucho más si se trata de las mujeres, que como consecuencia del Patriarcado han sido las menos favorecidas en su educación, empleo y seguridad social; de manera que forman parte, en número superior al hombre de las franjas poblacionales más empobrecidas y más necesitadas de cualquier empleo.

Necesita empleo; pero como no tiene calificación, recibe bajos salarios manteniendo su dependencia del hombre en el hogar y en el empleo con las consecuencias para el mantenimiento y profundización de su subordinación, a una mayor vulnerabilidad al acoso sexual y a todas las formas de violencia.

Los recortes en el gasto social en los países desarrollados hace que todo el trabajo doméstico relacionado con el cuidado y la reproducción de la fuerza de trabajo recaiga sobre las mujeres y en las de capas socioeconómicas más favorecidas se apoyan en otras mujeres, las inmigrantes o autóctonas de pocos recursos, produciéndose una discriminación entre mujeres, desapareciendo la solidaridad de género y llevando a una transnacionalización del trabajo de reproducción consecuencia del capitalismo global y el patriarcado. (Jiménez 2003)

Otra consecuencia tiene que ver con la utilización de las nuevas tecnologías de la información en los procesos productivos, con los requerimientos de conocimientos para su uso, producen un acceso desigual al desarrollo por una consecuencia del patriarcado que constituye una regularidad presente en la mayor parte de los países y que ya hemos señalado, ella tiene menos instrucción y calificación en comparación con el hombre.

Si queremos sintetizar la significación de la Globalización, sobre todo la Neoliberal, para las mujeres debemos concordar con Victoria Sendón cuando nos dice “La globalización, neoliberal, por tanto, no es más que la fase actual del Patriarcado, que está llevando al extremo los presupuestos de su propia existencia.” (7) Un análisis de las consecuencias de la Globalización que más conocemos, la neoliberal, sobre las mujeres, no puede hacerse si no partimos del contexto cultural del Patriarcado donde se desarrolla y al cual representa.

La mayor parte de los trabajos que he revisado para escribir esta ponencia se refieren a las consecuencias estrictamente económicas que tiene la globalización sobre las mujeres; sin embargo me parece interesante el análisis que Sendón (8) hace al respecto, ella señala las siguientes consecuencias:

Degradación al estado de hembras como consecuencia de la apertura de las fronteras al capital extranjero que ha facilitado la entrada también de mafias internacionales, las que aprovecha el empobrecimiento de las mujeres para sacar rentabilidad de sus cuerpos a través de la prostitución y de formas de esclavitud sexual.

El exilio doméstico , se refiere a la necesidad de trasladarse lejos de sus hogares y sus hijos para buscar empleo en las grandes industrias o como consecuencia de las guerras y los conflictos armados.

Trabajo esclavo . Es de manera sintética como resumen las condiciones en que muchas mujeres realizan su trabajo para las grandes corporaciones, sueldos míseros y muchas veces en categoría de trabajo clandestino.

El cuerpo enfermo . Aquí se refiere al tema del sistema de salud y la patologización de procesos naturales en la mujer como vía para obtener beneficios económicos como por ejemplo la menstruación y la menopausia o el estrés en las mujeres profesionales sometidas a estilos masculinos de dirección o el incremento de la anorexia, desde mi punto de vista, como consecuencia de la preocupación por la imagen del cuerpo femenino para obtener o mantener empleos, entre otras razones.

¿Qué queremos las mujeres de la globalización?.

Queremos globalizar la solidaridad entre todos; pero especialmente entre las mujeres. Relaciones económicas sociales y humanas sobre la base del respeto a los otros y la equidad de género.

Cambiar la competitividad por cooperación y promover valores inclusivos que ayuden a eliminar la dicotomía hombre/mujer

También globalizar las resistencias y las luchas contra el poder del dinero

Queremos modelo económicos que permitan el desarrollo sustentable y el cuidado y conservación del planeta.

Globalizar la atención a las necesidades de las personas.

(1) Castells, M. La era de la información, Economía, Sociedad y Cultura. Citado por Flores Espínola, A. en Globalización y Feminismo. Revista de estudiantes de Filosofía E.H.U.-U.P.V. No.2 junio 2003. España pp 1

(2) Izquierdo, Ma. J. El punto de vista de género en la globalización. http://usuarios.lycos.es/politicasnet/articulos/generogloba.htm

(3) Lamarca, Ch Ella para él, él para el Estado y los tres para el Mercado: Globalización y Género. http://usuarios.Iycos.es/politicasnet/articulos/genegloba1.htm

(4) Alonso, L.E. Globalización y vulnerabilidad social. En Maquira, V. Y Vara, Ma J. Género, Clase y Etnia en los nuevos procesos de Globalización Ed UAM, España 1997

(5) Del Río Sira. Mujeres, Globalización, Unión Europea. Algunas reflexiones, http://www.nodo50.org/doneselx/globalizacion.htm Marzo 2002








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